Caminando por el camí de la Sèquia: del parque de la Agulla a los aiguamolls de la Bóbila

Os proponemos una ruta fácil y agradable que presenta muchos atractivos y que tiene como eje vertebrador el agua. Siguiendo un corto tramo del camino de la Séquia, descubriremos un espacio natural con una gran biodiversidad y, al mismo tiempo, disfrutaremos de una desestresante y relajante paseo.

El Parque de la Agulla, a las afueras de Manresa, es el parque más grande del Bages y una fantástica zona de recreo. También es el punto de partida (o de llegada, si seguimos el curso del agua) del camino de la Sèquia.

La sèquia (acequia) es un canal construido en el siglo XIV para llevar el agua del río Llobregat, desde Balsareny hasta Manresa, que tuvo un papel fundamental en la evolución de toda la zona. Actualmente se puede seguir el camino que bordea su recorrido con diferentes itinerarios. Tiene un recorrido total de 26 km que permite descubrir un importante patrimonio industrial, histórico y natural: acueductos, castillos, obras hidráulicas, iglesias, humedales, masías, bodegas, espacios naturales …

El tramo que proponemos es un pequeño paseo de 8 km (ida y vuelta) desde el parque de la Agulla, en Manresa, hasta los humedales de la Bóbila, en Santpedor. Es un itinerario plano y se puede hacer en media mañana o media tarde pero vale la pena hacerlo sin prisa, para observar todo lo que el vamos encontrando a nuestro paso.

Iniciamos la ruta en el parque de la Agulla, justo dónde finaliza el recorrido del camino de la Sèquia. Cabe destacar que el lago del parque, que almacena el agua de la acequia, funciona como reserva de agua del municipio. Junto al parque encontramos varias zonas donde aparcar y también un parking muy grande. Delante del parking hay un punto de información, al lado comienza el itinerario.

Un paseo muy desestresante 

Empezamos a caminar por un camino de tierra bien acondicionado, junto al canal. Enseguida pasamos por debajo del Eje Transversal y seguimos el recorrido, junto a campos y viñedos.

Divisamos más adelante la encantadora aldea medieval de el Mas de Sant Iscle, con su iglesia románica. Los viñedos de los alrededores (con D.O. Pla de Bages), pertenecen a la bodega del Mas de Sant Iscle.

Desde el sendero veréis la Era de Sant Iscle, una bonita terraza donde podréis tomar algo con vuestro perro.

Enfrente de la iglesia de Sant Iscle existe una amplia área de picnic con mesas y sillas de madera, con fantásticas vistas a Montserrat.

Vamos dejando atrás el mas de Sant Iscle y un puente nos permite cruzar la vía del tren. A partir de este punto dejamos de caminar junto a la acequia.

Si nos paramos a observar veremos un paisaje con magníficos campos, viñas, olivos … Al fondo destaca la silueta de las montañas del Vallés, con la Mola como protagonista.

Un indicador nos señaliza los humedales, aunque después hay algunas bifurcaciones sin señalizar.

Cuando no encontramos indicador, debemos tomar siempre el camino de la derecha. El sendero hace una subida suave, la única en todo el recorrido. Llegamos arriba de una zona más elevada, allí nos encontramos de nuevo con la acequia. (Hay un sendero paralelo al canal pero actualmente está cortado.)

Pasamos de largo la acequia y unos metros más adelante encontramos un indicador que ya nos señaliza los humedales, a menos de 2 km.

Nuevamente encontramos otra bifurcación. Seguimos de nuevo el camino de la derecha, en dirección a las naves industriales de Santpedor.

La montaña de Montserrat nos acompaña durante todo el recorrido…

De fàbrica, y posterior vertedero, a aiguamolls

Llegamos sin esfuerzo a los humedales de la Bóbila, un espacio natural de gran biodiversidad. El estanque fue creado artificialmente en 1994, en el lugar donde había existido una tejería (una fábrica para la construcción de ladrillos). Cuando la industria cerró, existió durante un tiempo un vertedero pero finalmente, un grupo ecologista local con una subvención del Departamento de Medio Ambiente, reconvirtió el espacio en unos humedales.

Actualmente, ocupan una superficie de más de 8 hectáreas y se han detectado más de 200 especies, algunas de ellas nunca observadas, hasta ahora, en la cuenca media del Llobregat.

También podemos ver caballos de la Camarga que se encargan de limpiar la vegetación.

Se accede a los humedales mediante unas vallas de madera. Una vez dentro podemos realizar dos itinerarios para llegar hasta las dos torres de acecho que hay instaladas para observar las aves.

De vuelta, hacemos el mismo camino, conviene recordar los senderos que hemos cogido, porque como hay muchos es fácil confundirlos.

Atardeceres con encanto

Si al llegar al parque de la Agulla, tras el paseo, se os ha abierto el apetito, tenéis  allí mismo el bar restaurante el Berenador, que además de disfrutar de una fantástica terraza mirador, es dogfriendly!

Si hacéis la ruta por la tarde, no os perdáis las puestas de sol desde el parque de la Agulla, son un espectáculo visual!